Después de un mes sin publicaciones hablándoos sobre maquillaje o cosmética, he de reconocer que me resulta raro enfrentarme a la “hoja en blanco” con el firme propósito de retomar mi rutina. Nuestra rutina en este espacio.

No os miento si os digo que diciembre ha sido un mes difícil en cuanto a tiempo libre que dedicarle al blog, pero también debo admitir que la falta de motivación ha sido la causa principal de mi ausencia. Las que me conocéis desde hace un tiempo sabéis que soy capaz de acostarme a las 5 de la mañana para sacar adelante cualquier tipo de post, pero para poder hacerlo necesito estar al 100%. Con “sólo” un 60% las ganas de enfundarse el pijama al llegar a casa suelen ser más altas que las de sentarse de nuevo frente al ordenador.

Sin embargo, estas cuatro semanas de relajación -a nivel de creación de contenido- me han ayudado muchísimo a saber qué me gusta hacer, cómo lo quiero hacer y a restablecer mis prioridades. Quiero seguir disfrutando de las cosas como siempre, pero sobre todo de su proceso: hacer las fotos, editarlas, escribir ideas en notitas, sentarme a redactar, leer vuestros comentarios, darle al botón de programar… Esas cosas que, de un modo u otro, han terminado “asfixiándome” por diferentes motivos.

Pero si hoy estoy aquí no es sólo para enseñaros mis descubrimientos de maquillaje de 2016, sino porque mi batería vuelve a marcar el 100% y tengo ganas de seguir compartiendo mi hobby con vosotras ;)

¡Empezamos!