¡Hola!
Un sábado más seguimos con la programación especial. Hoy quiero compartir con vosotros mi primera recomendación literaria de este verano.
Si tengo que elegir entre libro de papel y ebook, la balanza se inclina por el primero (¡y no sólo por el peso!). Abrir un libro por primera vez siempre es apasionante. El olor de sus hojas y el peso que sientes en tu tripa cuando estás apoyada en la almohada quemando las últimas horas de la noche con una nueva aventura que no sabes hasta dónde te podrá llevar.
Pero cuando se acerca el calor y quieres que otros mundos te acompañen en el bolso, lo más práctico es el ebook. Es ligero, cómodo y no se estropea con la misma facilidad (a menos que seas un temerario y lo sumerjas, pero ya sabéis… Estas cosas pasan, ajem). Yo era una rebelde de ésas que no quería saber nada de las nuevas tecnologías, hasta que mi novio mi regaló un Kindle por Reyes hace ya tres años. Encima venía con una funda granate de piel, os podéis imaginar los saltos de alegría que pegué agitándolo como si fuera un pañuelo blanco y estuviera despidiendo a la Armada Invencible desde el balcón.
“Qué sorpresa, creía que no te iba a hacer ilusión, pero como siempre nos insultas a todos si te doblamos la hoja de algún libro y maldices tu suerte si tú le haces algo… Pensé que te vendría bien para ir a la piscina o lo que tú quieras”
“ME ENCANTAAAAAHHHGHGHGH”
Y así es cómo conocí a muchos autores de la llamada Generación Kindle. Entre ellos a Sara Ventas, la escritora de la novela que devoré literalmente en una tarde: ‘Treinta postales de distancia’.
¿Queréis saber por qué? :)