Llevo casi un mes utilizando a diario este revolucionario cepillo y me parece un buen momento para, por fin, hablaros de él.
En 2011 se me antojó, pero poco a poco fui considerándolo innecesario y relativamente caro para tratarse de un “trozo de plástico”. Hace un par de meses se lo compró mi amiga María y, al verla tan contenta con él, decidí dar el paso. Y, en fin, creo que el título de la entrada lo dice todo, ¿verdad? ;)
Escogí, cómo no, el color morado y el diseño clásico. Después de los buenos resultados que he obtenido con él me estoy planteando aumentar en un futuro medio-próximo la familia. ¿Qué es una ducha sin mi Tangle Teezer? ¿Y mi bolso? ¿Y mi maleta? ¡Nada!
¿Queréis saber por qué?