¡Hola a todas!
Sé que ninguna me esperaba hoy por aquí (¡mucho menos a estas horas y con comida!), pero, ya que decidí sacar adelante una receta semanal en Instagram (@marikowskaya), me ha parecido buena idea ir recopilándolas también en el blog. Siempre hago unas 10-12 fotos, así que no sólo el material quedará mejor aprovechado, sino que podré explicar los pasos con mayor detalle ;)
Vamos a comenzar con una receta de las que yo llamaría de “fondo de armario” (o de cazuela :P): ¡tomate frito casero!
¿Quién quiere que le cuente cómo lo hago?
Es curioso cómo nuestros gustos y prioridades van cambiando con los años. Cuando era muy pequeña me encantaba el tomate casero de mi madre, pero, según fui creciendo, comenzó a desagradarme y el que realmente me apetecía comer era “el de bote”. Mi hermano y ella se homenajeaban mientras que yo aliñaba mis platos con ese preparado que, no sólo sabía (objetivamente) peor, sino que era de todo menos saludable.
Tenemos que aceptar que lo casero no es necesariamente sano por definición, pero al menos tenemos la seguridad (total, o casi) de saber qué llevan nuestros platos. Por ejemplo, la opción que yo os propongo hoy no contiene azúcar, que es el ingrediente que se suele utilizar para contrarrestar la acidez del tomate, pero si vosotros decidís incluirla, sabréis que vuestro tomate lleva azúcar, sí, pero azúcar “y ya”. No voy a entrar a debatir si una opción es mejor o peor que otra, ya que mi única intención es compartir con vosotras mi forma de hacer las cosas.
Ni más, ni menos :)
INGREDIENTES
2kg de tomate tipo pera
2 cebollas pequeñas/medianas
4 cdas de aceite de oliva virgen extra
1cdta rasa sal
1/2 cdta nuez moscada
1/2 cdta orégano
1 pizca pimienta
En mi caso, para mitigar la acidez lo que he hecho es usar cebolla para que aporte ese toque dulce que instintivamente siempre buscamos en esta salsa.
Las especias son orientativas, no tengáis miedo de sustituir las que no os gusten por vuestras preferidas. O, si así lo decidís, prescindir de todas ellas ;)
PREPARACIÓN
1. Ponemos una cacerola con agua y esperamos a que comience a hervir.
2. Mientras tanto, hacemos un corte en cruz en la base de cada uno de nuestros tomates.
3. Antes de que el agua hierva, prepararemos un recipiente de buena capacidad cerca de nuestra cacerola y lo llenaremos de agua bien fría.
4. Cuando el agua llegue a ebullición, será el momento de escaldar nuestros tomates. Este proceso es muy sencillo, pero hay que hacerlo con decisión.
Consiste en sumergir los tomates en agua hirviendo durante 20 segundos y, una vez pasado este tiempo, trasladarlos al recipiente con agua fría. Como 2kg de tomates son muchos tomates, lo mejor es ir haciéndolo por “fases” para que el último tomate que traspasemos de un lado a otro no haya pasado más tiempo del debido hirviendo. Recordad que lo que nosotros estamos buscando es facilitar el pelado, no cocerlo.
Yo suelo ir metiendo y sacando de 4 en 4 sin quitar ojo a mi temporizador.
5. Cuando hayamos terminado con todos los tomates, los dejamos enfriar. Para que no haya ningún “tiempo muerto”, picamos la cebolla. Cuando más fino sea el corte, menos se notará en la textura final de nuestra salsa. Yo uso la picadora de mi batidora, pero no hay nada que un buen cuchillo y un pelín de paciencia no puedan solucionar ;)
7. Pelamos los tomates y los troceamos. En este paso es opcional quitar las semillas, pero yo lo hago para evitar en la medida de lo posible un sabor demasiado ácido. Me sirvo de una cucharita, pero podéis acelerar el proceso con un pasapurés.
8. Cogemos una sartén de “confianza” y ponemos el aceite a calentar. Cuando llegue el momento, echamos la cebolla y vamos removiendo hasta que se dore ligeramente. Es muy importante que no se nos queme o nos cargaremos el sabor.
9. Mientras nuestro aceite se caliente y la cebolla se dora, trituramos el tomate con una batidora.
10. Cuando la cebolla esté lista retiramos la sartén del fuego, esperamos a que se enfríe un poco y añadimos el tomate triturado. Salpimentamos, removemos bien, ponemos de nuevo en el fuego (medio/alto) y tapamos. La tapa no es negociable. Si nunca os habéis enfrentado al tomate frito puede pillaros por sorpresa, pero al calentarse salpica. Y mucho.
11. Ahora es cuando nuestro tomate se hará “solo”. Cada diez minutos lo apagaremos, esperaremos a que se enfríe, removeremos y volveremos a tapar para que siga cocinándose.
12. Pasada la primera media hora ya podemos quitar la tapa y bajar el fuego. Aquí es cuando probaremos y rectificaremos la sal de ser necesario. Dependiendo de la cantidad de tomate y líquido, tardará un poco más o menos en estar del todo listo. Lo habitual son unos 45-50 minutos en total.
Et voilà ! Ya tenemos nuestro tomate listo para consumir o, por qué no, congelar y tenerlo listo para cuando lo necesitemos.
Como habéis visto, es una receta sencillísima, pero algo “laboriosa” (sobre todo en el comienzo) por lo que siempre que me pongo manos a la obra procuro no quedarme corta en cantidad y poder ir tirando de él para unas cuantas recetas.
Personalmente, el sabor real a tomate y el toque especiado no tienen parangón con cualquier otra salsa envasada. Quizás para vosotras no merezca la pena emplear ese tiempo en su elaboración, pero yo no lo veo como una pérdida, sino como una inversión en calidad :)
Espero que os haya gustado esta primera #michireceta de muchas más que están por venir. Ya me diréis qué os ha parecido en comentarios <3
Para no saturaros, poco a poco iré publicando en el blog las que, de momento, sólo están en Instagram.
Gracias por leer, comentar y compartir. ¡Nos volvemos a leer en unas horas!
Mil besos :)
Qué buena pinta!!! La probaré seguro. Si que es elaborada pero nada es comparable con hacer las cosas en casa, yo lo hago cada vez más y menudo cambio en mis platos!!
Un besito!!! :-)
Ayyyy Mariko… no concibo el tomate casero sin una pizquita de azúcar… si, entono el mea culpa pero me pirria el toque dulzón del tomate de mi madre! De hecho, publico este comentario y la llamo para que me haga pisto
Besote!!!!
Si he de ser sincera, nunca comí tomate elaborado en casa, y eso que mi madre lo hace muchísimo al igual que envasarlos, pero como ya me ha pasado con otras recetas (sobretodo tuyas) me tiro “al barro” y la hago. Sé que me gustará como lo hicieron las demás. Un abrazo enorme y un besote.
Jo Mari Carmen, no se si me gustas más hablando de maquillaje o de recetas, que ya es decir! Ahora te seguiré atenta por aquí, porque he desinstalado Instagram del móvil, y era totalmente incompatible con estudiar y trabajar, qué vicio! ;)
Me encanta , solo que prefiero hacerla con tomate para ensalada, sale mejor la salsa, mas jugosa, gracias x la receta, un saludo guapa.